Durante una época (no muy larga) estuve yendo a nadar a la piscina municipal.
Allí compartíamos calle, mayoritariamente, personas de edad madura o “más que madura” que, con mayor o menor fortuna, chapoteábamos de lado a lado de la piscina.
Pero, de vez en cuando, aparecían por allí ellos: los nadadores.
No había más que verlos aparecer para notar la difere…