Lo que aprendí dibujando a David el Gnomo
Cómo abrazar la mentalidad de crecimiento cambió mi forma de ver las habilidades
El otro día andaba aburridilo, y me puse a dibujar. Empecé por David el Gnomo, seguí por D’artacan y por Willy Fog… y acabé llenando una página entera de personajes de dibujos animados de mi infancia.
Comprobarás que el carnet joven no me lo dan. Y si reconoces a la mayoría de los personajes, a ti tampoco :D.
La cuestión es que dibujar es una de las cosas que me gusta hacer.
Y según tú ves el dibujo, puede que pienses “hombre, pues está simpático pero calidad, calidad… no tiene”. O quizás pienses “wow, ¡mola un montón!”. Dependerá, sobre todo, de cómo se te dé a ti dibujar.
Si se te da peor que a mí, te parecerá que lo que yo he hecho está guay.
Si se te da mejor que a mí, lo verás con cierta condescenencia.
Y eso es lo normal, y refleja algo muy importante a tener en cuenta cuando nos enfrentamos al desarrollo de cualquier habilidad.
Porque una habilidad se desarrolla en un contínuo: al principio no sabes nada, luego sabes un poquito, luego un poquito más, y así hasta el infinito. Es fácil ponerse en el papel del principiante y fijarse en todo lo que a uno le queda por aprender. Pero si escuchas a cualquier experto en cualquier materia… verás que ellos piensan también en “el siguiente escalón”, en todo lo que les falta por mejorar.
Es un camino que nunca termina.
Y en ese camino siempre hay gente que está por detrás, y gente que está por delante.
Por eso es importante abordar el desarrollo de habilidades con lo que la psicóloga Carol Dweck llamó “mentalidad de crecimiento”. Es decir, entender que independientemente de cuál sea tu nivel tienes margen de mejora. Y que ese margen de mejora sólo se conquista a base de trabajar, de esforzarse, de probar cosas nuevas, de practicar, de equivocarse, de aprender.
Este es un mensaje a la vez frustrante y a la vez empoderante.
Es frustrante porque te dice que no vas a llegar a un punto en el que “ya lo se todo” y en el que, por lo tanto, te puedes relajar. Siempre habrá algo más que aprender, y ese aprendizaje solo va a suceder mediante el esfuerzo.
Y además sucede que, cuanto más aprendes, más te das cuenta de todo lo que te falta. Más aprecias los detalles, los matices, las sutilezas… de todos los que son mejores que tú. Y más te das cuenta de lo que te costará llegar allí.
Pero esa misma idea es empoderante, porque quiere decir que no hay nada fuera de tu alcance. Que si realmente quieres adquirir una habilidad puedes hacerlo… pagando el precio.
La pregunta es… ¿quieres de verdad hacerlo?
PD.- Escribí un libro en el que hablo de aprendizaje y desarrollo de habilidades. Si te gustó este artículo, seguro que te gusta también el libro.