Este fin de semana ha sido especial.
Mis padres han celebrado su 50 aniversario de boda, las “bodas de oro”. Y lo han hecho felices y contentos, rodeados de amigos y familia, cantando y bailando.
En la pequeña ceremonia tuve ocasión de decir unas palabras, tres ideas que quiero compartir contigo y que quizás puedas llevarte a tu terreno.
La primera tiene que ver con el privilegio y el agradecimiento.
Y es que no hace tanto me puse a mirar a mi alrededor, y me di cuenta de cuántos de mis amigos y conocidos no tienen la suerte que yo tengo. Para mí “tener a mis padres” es lo normal. Que me hayan visto crecer, graduarme, casarme, jugar con sus nietos y verlos crecer, incluso celebrar este aniversario… es fácil darlo por hecho. Y, sin embargo, muchos no pueden decir lo mismo.
Adquirir consciencia de ese privilegio (o de cualquier otro que tengamos, aunque en el día a día se nos pase por alto) y agradecerlo es importante.
La segunda idea tiene que ver con el esfuerzo y el sacrificio.
Porque yo he estado casado. Fueron casi 17 años, un tercio de lo que celebraron mis padres. Conozco desde dentro lo que significa, y solo puedo imaginarme lo que implica triplicar esa cantidad. El esfuerzo, el sacrificio, la renuncia, la paciencia, la tolerancia, la generosidad, el compromiso…
50 años de casados no se cumplen, simplemente, dejando pasar el tiempo. No es, como se suele decir, “un camino de rosas”. Hay mucho trabajo por detrás, un trabajo que merece la pena reconocer y celebrar.
Y entender esa “cara oculta de la luna” que hay entodo lo que nos rodea, y celebrar a quienes aceptan el reto, también me resulta importante.
Y la tercera idea tiene que ver con el Cholo Simeone y su célebre “partido a partido”.
Porque 50 años no son 50 años. 50 años son 18263 días (eso me dijo ChatGPT), 18263 partidos, 18263 retos. Y hay días buenos, días malos, días regulares. Hay grandes desafíos, y desafíos cotidianos. Y da igual los partidos que hayas jugado antes, cada día cuando amanece empieza una nueva oportunidad para llevar las cosas por un camino o por otro.
Hilando con otro de mis mantras, “se hace camino al andar”.
Por eso, como dije al final de mi intervención… enhorabuena por esos 18263 partidos… pero no hay que dormirse en los laureles, que mañana hay otro partido que jugar.
A seguir jugando.