Recupero este lema de “La bola de cristal” para traerte un gráfico que encontré el otro día por internet y, de paso, hacerte una confesión.
El gráfico es éste:
Una matriz con dos ejes (consumir-crear y solo-con otros) que da lugar a cuatro cuadrantes:
El primero es el de “consumir solo”, en el que se encuadran actividades como ver series, hacer scrolling infinito, jugar a videojuegos, irse de compras…
El segundo sería el de “crear solo”: escribir, dibujar, tocar música, un proyecto de bricolaje, salir a hacer fotos…
El tercero sería el de “consumir con otros”: ahí tendríamos el salir a tomar un café, ir con amigos a un concierto o al cine, una comida familiar…
Finalmente, el cuarto sería “crear con otros”: participar en un proyecto, contribuir en una asociación, tener un grupo de música…
La teoría del que distribuía el cuadro era que el primer cuadrante es lo peor.
Y que, cuanto menos tiempo pasemos en él, mejor nos irá: más satisfacción, más diversión y más sentido.
Me sentí dolorosamente reconocido en el cuadro.
Verás, tengo una tendencia a ser introvertido y solitario. Mis fantasías escapistas no suelen incluir a otras personas; en realidad me visualizo más como el ermitaño que vive en una casa en el bosque.
Y mi día a día refleja esa tendencia.
Suelo trabajar solo. Muchos días, si salgo de casa, es para hacer algún recado, dar un paseo o alguna otra actividad individual… pero rara vez para “quedar” con alguien. Me cuesta proponer planes, e incluso sumarme a planes que otros proponen. Me da mucha pereza (y tiendo a evitar) esa primera fase de socialización superficial que, por otro lado, es imprescindible para crear vínculos más sólidos. Me cuesta (y tiendo a evitar también) trabajar en equipo, consensuar puntos de vista, integrarme en dinámicas ajenas de trabajo.
La mayoría del tiempo, si me preguntan, diría que “estoy bien”, que no sufro por ello. Que me gusta estar a mi aire, y que qué pereza la gente.
Pero luego resulta que, incluso estando en el lado izquierdo del cuadro (el de “estar solo”), no dedico tanto tiempo a “crear” como desearía. La energía vital y creativa no fluye tanto como querría (y ahí habría que plantearse si hago todo lo necesario para que fluya).
El resultado es que, si soy sincero conmigo mismo, paso mucho tiempo en el primer cuadrante. El de “consumir solo”, y encima con consumo de bajo aporte nutritivo.
Mierda.
Hace unos meses estuve trabajando con la ayuda de Mireia, mi psicóloga de confianza (*). Una de las imágenes que me sirvió de anclaje es la del pintor de brocha gorda que pinta el suelo de una habitación y que, poco a poco, se va encerrando a sí mismo en una esquina limitando su capacidad de movimientos.
Y es que con el paso del tiempo he ido creando una vida solitaria, afín a mis preferencias (y a salvo de la incertidumbre que genera exponerse a otros… que es el meollo de la cuestión).
Y la pregunta que me hacía Mireia resuena en mi mente, y lo hará durante mucho tiempo: “¿Y qué tal te está yendo?”
Tocado y hundido.
El problema de estas cosas es que, una vez las has visto, no puedes dejar de verlas.
Habrá que trabajar en ello.
(*) El proceso con Mireia fue muy satisfactorio. Tanto que me atreví, una vez acabado, a pedirle que grabara una entrevista conmigo para hablar de lo que es un psicólogo, la terapia, la salud mental… puedes escuchar la entrevista en Spotify y demás plataformas. Ah, y a Mireia la puedes encontrar en su web y también en su newsletter:
Estoy sola consumiendo este post y para nada es algo malo, sino el contrario. El gráfico tiene ejemplos de actividades “malas” en este cuadrante: estar pegado a la pantalla sin pensar. Por eso parece malo. Pero ¿y leer, estudiar, aprender, escuchar pódcast educativos, ver documentales sobre naturaleza, ver algo que te hace reír…? Nada de eso es malo, ¿no?
Además, ¿no es consumir un poco cómo un paso previo a crear? Nos enriquece y nos inspira. Consumimos lo que otros crean, y luego creamos para que otros consuman lo nuestro.
Yo también soy introvertida, estoy mucho más en los cuadrantes izquierdos y casi nunca estoy en el último cuadrante. Creo que lo importante es no estar solo en uno, sea cual sea. Todos pueden llegar a ser malos si no se hace nada más.
Me ha encantado el post! Me subscribo para estar en ese primer cuadrante otra vez <3
Raúl, gracias por mencionarme en este bonito texto que has escrito...cuando uno ve en qué tiende a enredarse, no quiere decir que nunca jamás vuelva a enredarse, sólo quiere decir que entonces tiene la capacidad de elegir qué hacer cuando se enreda. Y eso es algo que tu, y en base a la experiencia contigo mismo, sabiamente puedes hacer :) Te mando un fuerte abrazo