Hace poco más de seis meses que llegué a vivir a Gales desde Mexico.
Para mi primera residencia, elegí un anexo en una granja, en el medio de la zona más rural de Pembrokeshire.
Cielos nocturnos cuajados de estrellas, aves cantoras y los hermosos caminos públicos me recibieron con brazo abiertos… y yo elegí quedarme en casa casi todos los fines de semana.
Es esta mezcla rara entre querer interactuar y hacer amigos, pero también el miedo de encontrarme con otros. ¿Les caeré bien? ¿Encontraré alguien con quien tenga algo en común? ¿Seré el freak novedoso, o habrá alguien genuinamente interesado en conocernos a mi y a mi cultura?
Aunque sea una trinchera diferente, entiendo perfectamente el miedo a arriesgar y perder, que termina en no tener experiencias que recordar.
Es curioso porque los "miedos" son bastante peculiares. Nos dan miedo algunas cosas que a lo mejor desde fuera parecen "poca cosa", y luego somos extremadamente "valientes" para otras (por ejemplo, en tu caso, lo de irse a Gales me parece :O).
Me recuerda a algunas decisiones que he tomado yo, y que desde fuera se ven como "valientes y arriesgadas", y que sin embargo para mí fueron tan naturales y evidentes que no las valoro como "ejercicio de valentía".
He hecho muchas cosas que a otros les parecen arriesgado sumas y para mi fueron naturales.
Creo que la diferencia estuvo en una certeza clara en mi interior: esto es lo que quiero uno me importa el precio.
Pero como dices en tu texto, hay otras cosas en las que el precio me parece altísimo. Y es que pega en heridas viejas que aún duelen. Heridas que para otros son desconocidas e incomprensibles.
Hace poco más de seis meses que llegué a vivir a Gales desde Mexico.
Para mi primera residencia, elegí un anexo en una granja, en el medio de la zona más rural de Pembrokeshire.
Cielos nocturnos cuajados de estrellas, aves cantoras y los hermosos caminos públicos me recibieron con brazo abiertos… y yo elegí quedarme en casa casi todos los fines de semana.
Es esta mezcla rara entre querer interactuar y hacer amigos, pero también el miedo de encontrarme con otros. ¿Les caeré bien? ¿Encontraré alguien con quien tenga algo en común? ¿Seré el freak novedoso, o habrá alguien genuinamente interesado en conocernos a mi y a mi cultura?
Aunque sea una trinchera diferente, entiendo perfectamente el miedo a arriesgar y perder, que termina en no tener experiencias que recordar.
Te abrazo desde mi sofá…
Muchas gracias, Isabel.
Es curioso porque los "miedos" son bastante peculiares. Nos dan miedo algunas cosas que a lo mejor desde fuera parecen "poca cosa", y luego somos extremadamente "valientes" para otras (por ejemplo, en tu caso, lo de irse a Gales me parece :O).
Me recuerda a algunas decisiones que he tomado yo, y que desde fuera se ven como "valientes y arriesgadas", y que sin embargo para mí fueron tan naturales y evidentes que no las valoro como "ejercicio de valentía".
¡Uy, sí! ¡De acuerdo!
He hecho muchas cosas que a otros les parecen arriesgado sumas y para mi fueron naturales.
Creo que la diferencia estuvo en una certeza clara en mi interior: esto es lo que quiero uno me importa el precio.
Pero como dices en tu texto, hay otras cosas en las que el precio me parece altísimo. Y es que pega en heridas viejas que aún duelen. Heridas que para otros son desconocidas e incomprensibles.